Homenaje a Amaia en Ordizia
Homenaje celebrado en Ordizia el 8 de noviembre del 2015
Ez da isiltasunik.
Dardara moduko bat
nabaritzen da
nonahi
joan zinenetik.
Dardara moduko honek
uhinak sortzen ditu
gosariko kafesnean;
burrunba
kalean aparkatutako autoetan;
arbolak mugiarazten ditu,
hego haizeak bakarrik
egiten dakien bezala.
Ez da isiltasunik.
Dardara moduko bat
nabaritzen da
nonahi
joan zinenetik.
Dardara moduko honek
barre algara baten
bibrazioa du;
lurrean emandako
pauso indartsu batena;
sorbaldan jasotako
kolpe adiskidetsuarena.
Ez da isiltasunik.
Dardara moduko bat
nabaritzen da
espaloietan,
autoaren bolantean,
aspaldi asfaltatu gabeko errepidean,
kafe usaina duen sukaldeko baldosetan,
gitarra bati ihes egindako doinuan.
Nonahi nabaritzen da,
baina guztien gainetik,
bereziki,
zure lagunen ahotsetan.
Ez da isiltasunik.
Eta ez da isiltasunik egongo
zure erroek egunero
gure lurrean
lurrikara eragiten jarraitzen
duten bitartean.
Karmele Jaio
Amaia Apaolazari 2015eko azaroaren 8an Ordizian egin zioten omenaldiaren irudiak Musika: Zubizuria – Euripean (Fermin Muguruza)
Fotografias de Gaizka Peñafiel Dañobeitia
Amaia
Pasaste por nuestras vidas como una campesina,
que aún no esperando cosecha
iba sembrando semillas,
haciendo brotar en nuestros corazones lucecitas que no paraban de jugar,
dulces y cariñosas cosquillas…
¡Ay, Amaia, tu sonrisa…!
ese sonoro cascabel de plata bruñida a la sombra de tus ojos,
o humilde sonajero…
alegre como la tarde de un viernes,
o la salida de los niños al recreo,
abierta como una noche de verano,
un cielo estrellado sobre el mar,
o a la ribera del río,
inquieta como una bandada de pájaros,
o una canción,
dulce como una promesa de cariño,
como la espuma de una cerveza recién servida,
o el aroma de un café junto al fuego,
ligera como el aire que avienta tristezas,
no sé si llevándose las tuyas,
pero sí aplacando las nuestras,
cálida como un abrazo contra el frío,
o un paraguas bajo la lluvia…
Y es que no deja de llover,
desde que te fuiste llueve tristemente,
sobre los campos, sobre las calles,
sobre los charcos…
llueve desde dentro, que es peor,
llueve desde lo profundo,
por eso querría devolverte,
pétalo a pétalo, flor a flor, ramo a ramo…
ese jardín que nos brindaste,
ahora a la sombra sola
porque ya se puso el sol.
Hoy me puede el dolor y aquí estoy,
llorando tu ausencia, sí,
pero también imaginando,
y me veo llevando bajo el brazo una lámpara mágica
que al frotarla deje volando en el aire un enjambre de besos para ti,
sólo para ti, Amaia.
Que no pare la música,
que no pare el mundo,
que no pare la vida…
porque en ellas estás tú,
mujer entera,
sonriendo o llorando en tu espejo,
sonriendo o llorando en nuestros sueños.
Karlos Gimenez
No hay silencio.
Se siente una especie de temblor
en todas partes
desde que te fuiste.
Ese temblor
produce ondas
en el café del desayuno;
y un rumor
en los motores
de los coches aparcados;
Es un temblor que mueve los árboles
como sólo sabe
hacerlo el viento sur.
No hay silencio.
Se siente una especie de temblor
en todas partes
desde que te fuiste.
Todo vibra
como una carcajada,
como un paso firme sobre la tierra,
como un golpe amistoso
recibido en la espalda.
No hay silencio.
Se siente una especie de temblor
en la acera,
en el volante del coche,
en la carretera sin asfaltar,
en las baldosas de una cocina
que huele a café,
en el sonido que se escapa de una guitarra.
El temblor se siente en todas partes,
pero sobre todo,
se siente en la voz
de quienes fueron tus amigos.
No hay silencio,
y no habrá silencio
mientras tus raíces
sigan provocando
terremotos
en nuestras vidas
todos los días.
Karmele Jaio
+ info Amaia Apaolaza en Naiz – Gara
Angel Katarain 
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