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LAS ARAÑAS DE MI CEREBRO – Escribió Javier Arzuaga un día como hoy

Eran tres arañas gigantes. No sé cómo me invadieron. De pronto, se adueñaron de mi cabeza, la paralizaron. Me senté a escribir y a la cuarta línea rompía lo escrito. Una y otra y otra vez. Hasta que me dije Pues no escribo en una semana. Si se me pasa esto, vuelvo a escribir. Y si no, no escribo más. Ha pasado la semana y en este momento estoy de pruebas, una especie de examen escrito. La primera araña entró por el ojo izquierdo. Lleva el pobre tres años enfermo, desde la operación de cataratas que, al extirparlas, dañaron la córnea. Se pone (el ojo) legañoso, cansado, de visión turbia. Me levanto y voy a tumbarme en la cama. A veces quedo dormido. (La doctora dice que a mi edad y sus complicaciones no es prudente meterse a operar córneas). La segunda me ha solido molestar en ocasiones anteriores. Sucede que estoy escribiendo algo, un cuento, una crónica, un comentario extendido, un poema, y llego a un recodo, a un altozano con vista panorámica, a un derrumbe, a un … y me digo Esto no vale y lo escrito se queda a dormir la siesta de los cangrejos muertos en una esquina del disco duro. Ya van unos cuantos que corren la misma suerte. La tercera se me introdujo con el “¡Di que SÍ, Colombia, di que SÍ!” de la página del blog en la que aplaudía el fin de las conversaciones y la firma de los acuerdos en La Habana entre el Gobierno colombiano y la Guerrilla de las FARC. Hay una Colombia que enarbola el NO y que me puso a pensar en que éste y casi todos los temas que toco en el blog son ´círculos viciosos´ como las norias verticales en los parques de atracciones o las horizontales en los campos con su mula o motor dando vueltas y sus cantimploras subiendo el agua del pozo bajo tierra para depositarlo en otro en la superficie, vueltas y vueltas que no conducen a nada. O ´callejones sin salida´ con un muro al fondo para que te rompas en él la crisma y se desparrame el poco seso que te queda o una selva en la que te pierdes y te mueres comido por hormigas salvajes. Tengo acceso a una infinidad de blogs y veo que quienes los escriben se encaran a temas con contenido de fuste y los tratan con fuste. Y tienen lectores asiduos que se nutren de ellos. Pero lo mío no pasa de ser un entretenimiento, como una musiquita que pone a bailar a mis neuronas que de otra manera se aburren y corren el riesgo de quedar dormidos y no despertarse más. El saber que es eso y nada más, punto-y-aparte, pues acaba cansando a uno. Veremos a ver qué pasa. Estoy encerrando en este momento a las tres arañas y poniendo a la puerta un tremendo candado. A la próxima que aparezcan, llamo a mi amigo El Ché para que las condene a muerte y las mande a fusilar. Me habrá fusilado a mí. Me lo tenía advertido, que “Si nos volvemos a encontrar, nos odiaremos a muerte”. ¡Qué va! Yo pienso que si nos volvemos a encontrar, será en la Casa del Padre y nos daremos un abrazo. Es mucho más bonito. (¿Se dan cuenta de que las arañas siguen presentes? ¿Qué hago con ellas?)


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