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CAMINOS DE LA VIDA – Escribió Javier Arzuaga un día como hoy

Me sucede cada vez con más frecuencia: que me cuesta, al despertarme a la mañana, abandonar el castillo con imágenes oníricas en el que se movía mi sueño, dejar éstas de lado para reiniciar mi vida consciente. Hoy, esta mañana, soñaba la afición por el monte de mis años mozos, estudiante de teología. Caminaba de aquí para allá, entre árboles en el bosque, como cabra entre riscos, mojado por la lluvia, a pleno sol, hermanado con el paisaje, con la naturaleza, con sus ruidos y aromas, barrancos y cumbres, ¡monte, viejo amigo! Me he levantado añorando aquellos tiempos, sintiendo la neuropatía en los pies como si fueran las agujetas, producto de las caminatas largas. Me ha venido entonces a la mente que la vida es una red de caminos y que los caminos de la vida, bien elegidos y bien andados, conducen siempre a metas de sabiduría y de virtud, a madurez y paz interior. Yo fallé tanto en el elegir como en el andar bien. Tuve que dar marcha atrás más de una vez. Lo digo sin avergonzarme. Malo sería que por no reconocer el fallo me hubiera ´establecido´ en el error. Hoy sigo caminando por senderos del espíritu y quizás nunca he avanzado tanto hacia la comprensión de lo que es la vida. El cuerpo ya sólo camina lento y adolorido. La mente se mueve soñadora, en vuelo de mariposa, de flor en flor. Lo que importa es no detenerse, seguir caminando, ¡siempre adelante!.

Javier Arzuaga – Febrero 16, 2017 (escrito diez días antes de su muerte)

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1 Comentario en CAMINOS DE LA VIDA – Escribió Javier Arzuaga un día como hoy

  1. PROF.FRANCISCO CONDIS Y TROYANO // 19 febrero, 2018 en 3:19 am // Responder

    Murió Javier ARZUAGA
    Lo conocí en España hace muchos años, cuando éramos frailes franciscanos los dos, él sacerdote, yo a penas estudiante de teología en la montañas de Guipúzcoa. Nos contó su amarga experiencia en la Cuba de los fusilamientos. La del Che en La Cabaña, que le había dejado un recuerdo de hombre sanguinario, lejos del héroe de pacotilla inventado por la izquierda romántica en mal de revolución.
    Javier fue un hombre lleno de su sacerdocio y vacio de toda ambición personal. Estaba por publicar su libro “Ha muerto un hombre en La Habana”. Recuerdo que en ese libro citaba un verso que vio grabado en una celda de La Cabaña: “Si lloras por haber perdido el sol tus lagrimas no te dejaran ver las estrellas…” Javier no sabía quién era el autor de esos versos. Yo sí y me agradeció muchísimo que le diera la fuente de su citación para no cometer un error de edición.
    Hace unos meses quise entrar en contacto con Javier a través de Ángel Katarán precisamente. Cosas de viejos que quiere encontrarse de nuevo con los recuerdos de su juventud pero lo fui dejando y dejando y hoy descubro con tristeza que ya es tarde –demasiado tarde- para ese re-encuentro con Javier. Lo siento mucho porque Fray Javier Arzuaga era de esos hombres nacidos en tierra vasca que nunca se olvidan. Con él se fue una gran parte de la historia de Cuba, no la mejor, pero si la que le permitió mostrar su grandeza de alma.
    Descansa en paz, Javier: me dan ganas de llorar pero no lo haré porque como Rabindranath TAGORE, quiero poder ver las estrellas…

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