Javier Arzuaga escribió hoy hace 1 año: INGRID BETANCOURT.
Cuando el 23 de febrero del año 2002 saltó a los medios de comunicación de todo el mundo la noticia de que en Colombia había sido secuestrada Ingrid Betancourt, senadora de la República y candidata a la Presidencia del País en las elecciones de aquel año, me interesaron los hechos por una doble razón. Porque Colombia es un país del que quedé enamorado desde que la conocí en el verano del 61 como misionero en el Poblado de Medellín y la recorrí de norte-sur, este-oeste durante dos años. Y más porque conocí entonces en Bogotá a la familia Anzola-Betancout, enlazada con la familia de Ingrid, y sigo conservando hoy una estrecha amistad con una prima suya, María Teresa -Mate- Anzola Betancourt. El ´caso Ingrid´ ha venido a hacérseme familiar, quiero decir, de gran interés. Su rescate en una atrevida acción del ejército colombiano, la Operación Jaque, el 2 de julio del 2008, después de seis años de horribles padecimientos y humillaciones en la selva a manos de la ´guerrilla´ de las FARC, fue noticia contada a bombo y platillo en prensa y televisión por todas partes. Sentí una gran alegría. Luego la lectura de su primer libro “La rabia en el corazón” y la película narrando con crudeza y amor los dolores del cuerpo y las penas del alma, la fiebre verde del miedo y la desesperanza en la selva, me emocionaron profundamente. Más o menos de cerca seguí las noticias de sus giras por América y Europa, sus entrevistas con el Papa y con Presidentes de distintos países, la concesión del Premio Príncipe de Asturias. Le deseé descanso, cura del alma, paz en su retiro en Francia con su familia. La semana pasada me dio un vuelco el corazón, al verla en la pantalla de la televisión hablando de reconciliación, de perdón, de paz, en Bogotá. Su aporte al proceso que se vive hoy en Colombia es, a mi manera de ver, de incalculable valor. Una a una merecen ser leídas y meditadas la respuestas de Ingrid en la entrevista que le hizo la revista ·”Semana” y sobre todo las de su discurso dirigido a cuantos le quisieran escuchar el pasado día 6 (mayo 2016) en Bogotá. “Reconciliación no se conjuga con olvido, no es un borrón y cuenta nueva. Todo lo contrario. Es obligación de hacer memoria … “ (Para quien interese, Google en “Ingrid Betancourt” ofrece el discurso íntegro, comentarios abundantes, biografías, hasta ´Chismes de Cancillería´). ¡Gracias, Ingrid, por lo que nos enseñas de perdón y de amor, por lo que eres, sobre todo!
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